martes, 17 de febrero de 2009

LAS PRISIONES Y LA DEVOLUCIÓN DE LOS RECLUSOS A LA SOCIEDAD

En los últimos años se ha acentuado la importancia que tiene la actitud de la familia del interno en centros de reclusión, como factor a considerar en su adaptación social. Se ha argumentado que es decisivo examinar los lazos y vínculos familiares y la existencia de un empleo estable y bien remunerado a la hora de considerar la eventual concesión de beneficios que tiendan a reducir los años en prisión y de pronosticar la conducta delictiva.

El hecho de que el interno haya cumplido al pie de la letra lcon los requerimientos penitenciarios no resulta una garantía de que se llegue a producir con éxito su reinserción en la sociedad. Incluso me atrevería a afirmar que, en muchos sentidos, la conducta que se espera del recluso en una prisión difiere de lo que se espera de una persona común y corriente en la sociedad. En la prisión, la no agresividad es un valor, cuando lo cierto es que la comunidad a la que pretendemos readaptarlo, es altamente competitiva y si se quiere, agresiva.

La existencia de una familia bien conformada, capaz de alentar al recluso en su período de internamiento y dispuesta a recibirlo como uno de sus miembros, es sin duda un aspecto que hemos descuidado en nuestra patria, ya que los programas de rehabilitación están lejos de devolverle a la sociedad a alguien con una adecuada readaptación social que pueda contribuir al desarrollo del pais, ya que no existe política penitenciaria para lograrlo de manera efectiva, porque las condiciones en que están las cárceles deja mucho que desear, lo cual es una flagrante violación a los Derechos Humanos tanto de los reclusos como de sus familias, por lo que los reclusos que devuelven las prisiones a la sociedad, muchas veces retornan con mayores problemas que cuando ingresaron a las mismas.

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